BREVE APUNTE SOBRE LA HISTORIA DE LA ESCUELA DE ARQUITECTURA DE MADRID
Es obligado recordar como la primera iniciativa de establecer unos estudios reglados de arquitectura en Madrid se la debemos a Juan de Herrera. En 1582 propuso a Felipe II la creación de una Academia de Matemáticas en la corte que incluía entre sus estudios específicos el de la arquitectura bajo la guía de los libros de Vitruvio y Alberti.
Vinculada a los arquitectos reales, Francisco de Mora y Juan Gómez de Mora las enseñanzas se impartieron en los aposentos donde residían en las inmediaciones del alcázar, hasta que durante el reinado de Felipe IV la fundación del Colegio Imperial hizo que se trasladaran a sus aulas. Pronto los estudios derivaron hacia la arquitectura militar y la fortificación con figuras tan sobresalientes como el matemático jesuita Joannes de la Faille, de quien todavía se conserva un pequeño tratado manuscrito De Architectura.
A principios del siglo XVIII se fue haciendo cada vez más presente la necesidad de controlar el ejercicio profesional de la arquitectura, separándola definitivamente de las estructuras gremiales con las que se gobernaban otras artes. Especialmente comprometido con esta idea estuvo el arquitecto Pedro de Rivera. Pero no fue hasta la fundación en 1744 de la Academia de San Fernando, promovida por un grupo de artistas franceses e italianos aglutinados en torno a las obras del nuevo Palacio Real, cuando empezó a establecerse una estructura docente regulada, siendo los primeros maestros directores Juan Bautista Saquetti y Jacome Pavia.
Desde la aprobación definitiva de sus estatutos en 1757 la Academia vino impartiendo los estudios de arquitectura concediendo grados y premios. La reforma introducida en las enseñanzas artísticas en el reinado de Isabel II (1844) dio lugar a un transitorio “estudio especial” dentro de una Escuela de Nobles Artes (1845), ligada aún a la Academia. Pero hasta 1848 no llegaría la creación como institución independiente de la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid, la primera que funcionó en España, que con una carrera de cuatro años de duración exigía previamente un ingreso y dos años en la llamada Escuela Preparatoria. Se dotó al nuevo centro de una biblioteca especializada y una buena colección de dibujos originales y vaciados. Su primer director fue el catedrático de Composición Juan Miguel de Inclán Valdés.
Durante el periodo de la Academia las enseñanzas tuvieron lugar en la Real Casa de la Panadería de la Plaza Mayor y luego en el palacio de Goyeneche, sede de la Academia en la calle de Alcalá. Una vez independizada la Escuela de la Academia, se habilitó para acogerla parte de las aulas del antiguo Colegio Imperial, en la calle de los Estudios, donde seguiría durante muchos años ejerciendo su actividad docente.
En 1927, con la voluntad de modernizar y poner al día la universidad española, comenzaron los trabajos de la Ciudad Universitaria de Madrid, donde debían reunirse la antigua universidad complutense y las escuelas de estudios especiales diseminadas hasta entonces por la ciudad. El proyecto arquitectónico se puso bajo la dirección de Modesto López Otero que encargó la construcción de la nueva Escuela de Arquitectura al arquitecto Pascual Bravo. El edificio estaba terminado en julio de 1936, al estallar la Guerra Civil, donde quedó atrapado en el frente que separó las tropas nacionales y republicanas, sufriendo numerosos daños. Tras el final del conflicto la reconstruida Escuela de Arquitectura abrió de nuevo sus puertas el año 1943.