La Biblioteca de la ETS de Arquitectura de Madrid.
Reseña histórica 

La historia de la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid se remonta a la fundación de la Escuela Especial de Arquitectura en 1844. Hasta ésa fecha los estudios de arquitectura, así como los de pintura y otras artes, eran impartidos en la Real Academia de San Fernando y será por un decreto de 25 de septiembre de 1844 cuando se separa de la Academia para adquirir su autonomía docente.

Los primeros libros que constituyen ese primitivo fondo bibliográfico proceden de un reducido número de donaciones que recibe de la Real Academia de San Fernando y de sus compras y algunos donativos.

Por real orden de 19 de noviembre de 1895, se incorporó la biblioteca al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos siendo su primer bibliotecario Don Mariano Barroso quien desde 1900 hasta 1911 organizará la biblioteca llegando a redactar y publicar un catálogo de sus fondos con arreglo a las instrucciones oficiales. Entonces la biblioteca solo contaba con unos 8.000 volúmenes, la mayor parte "ajenos a la arquitectura o muy anticuados", como señala D. Ricardo Velázquez Bosco, Director de la Escuela en 1917.

Ésta situación cambiará a principios del siglo XX, concretamente a partir de 1903 año en el que Don Juan C. Cebrián, ingeniero-arquitecto español afincado en Estados Unidos, viaja a España y visita nuestra biblioteca impresionándole la falta de títulos importantes en nuestra colección. A partir de ese momento se convertirá en su protector costeando las suscripciones a las principales revistas extranjeras de arquitectura así como la compra de las novedades bibliográficas que se publicasen en Europa sobre arquitectura. El mismo envía también desde Estados Unidos varias remesas de libros. El donativo asciende a 4.000 volúmenes y más de 400 volúmenes de revistas que la biblioteca procesará de forma independiente encargándose de su publicación en un catálogo bibliográfico. Gracias a éste apoyo que duró casi 30 años, la biblioteca pasa a ser una de las más importantes de Europa en su materia.

En 1935 se instala la Escuela en su actual edificio de la ciudad universitaria pero al estallar la guerra civil esta zona se convirtió en frente de combate lo que provocó la pérdida de casi un 60% de la colección. Muchas obras quedaron incompletas y otras muy deterioradas en sus encuadernaciones, encontrándose incluso restos de metralla en algunos libros. La afortunada intervención de Don Modesto López Otero, entonces Director de la Escuela, consigue que parte de los libros sean evacuados al convento de Santo Tomás de Ávila aprovechando el mismo medio de transporte que el utilizado para el avituallamiento de las tropas.

Terminada la guerra en 1939 volvieron a ser trasladados los libros desde el convento de Avila a la calle de los Estudios, donde estaba instalada provisionalmente la Escuela Superior de Arquitectura, mientras se reconstruía el edificio actual en la Ciudad Universitaria. Finalizada su reconstrucción en 1942 será trasladada también la biblioteca a su actual ubicación en la que ha permanecido desde entonces.

Por lo que se refiere a su colección, y después de las grandes pérdidas sufridas durante la guerra civil, ésta siempre ha seguido aumentando. Mientras el volumen de libros era de 20.000 en la década de los 60, pasa a 30.000 volúmenes en la década de los 70. En la actualidad asciende a 60.000 libros y 600 revistas.

Dentro de ésta colección habría que hacer especial mención a su fondo histórico destacando por su valor manuscrito el "Libro de arquitectura" de Hernán Ruiz el Joven (S. XVI) y el "Libro de traças de cortes de piedra" de Alonso de Vandelvira (copia manuscrita del siglo XVII). Igualmente destacaríamos diversas ediciones, de los siglos XVI, XVII y XVIII, de Vitruvio, Alberti, Palladio, Serlio, Vignola, Scamozzi, Philibert de L'Orme, Andrea del Pozzo, Cataneo, etc. La tratadística española también está representada con ediciones de Fray Lorenzo de San Nicolás, Juan de Torija, Juan de Arfe y Villafañe, Martín Esteban, Diego López de Arenas, Bruno Agustín Zaragoza y Ebrí, etc... El siglo XIX tiene una especial relevancia con una buena colección de revistas inglesas, alemanas y francesas y alrededor de 6.000 libros de gran interés. La biblioteca alberga además otros libros, de gran formato, de una extraordinaria belleza por sus grabados entre los que destacarían la colección de obras de Piranesi, Letarouilly, Garnier, Jones, la colección de los Monumentos Arquitectónicos de España, y una larga lista.

Para terminar, no queremos cerrar ésta pequeña reseña histórica sin dejar de recordar a aquellas personas que han colaborado con la biblioteca a través de todos éstos años. De los primeros ya hace público agradecimiento la biblioteca en la placa dedicada a D. Juan Cebrián y demás protectores, que está colocada en el vestíbulo de la misma. A todos ellos, y a cuantos han seguido colaborando con sus donativos, nuestro agradecimiento.

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